Pero también es verdad que llega un momento que las decepciones dejan de dolerte, porque son tantas...
Y a veces, para que no te rompan el corazón es necesario fingir que no tienes uno, cuando crees que lo peor ya ha ocurrido, ahí llega la vida y te jode otro poquito. La verdad es que mis mejores amigos son la almohada, que siempre está dispuesta a escuchar mis penas y la música que siempre tiene las frases correctas. Ser una niña tampoco estaba tan mal, las rodillas raspadas duelen menos que los corazones rotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario